domingo, 14 de febrero de 2021

Mapa conceptual para hacer poesía

 

Mapa conceptual para hacer poesía

 

Elija palabras adecuadas.

La sonoridad poética

es ineludible:

Si está demasiado cansado

puede optar por colores,

que no sean ni primarios

ni secundarios:

púrpura, lima, topacio,

siena o cobalto, por ejemplo,

y olores tenues,

graduales,

rescatados de la memoria.

A veces, la sinestesia,

la metonimia, ayudan.

Tampoco es cuestión

de andar diciendo que

lo que todo lo que huele sabe

y lo que se oye se mira.

No abuse.

Déjese de retóricas.

No olvide la cadencia y el ritmo.

Basta la salud,

diría mi abuela.

No mencione cielos estrellados,

caracolas,

gregario y sagrado,

besos, uvas o racimos,

pobreza, caderas.

Puede usarse entrepierna

-pero nunca muslos-

si se quiere evitar la tentación de

copiar las odas ya escritas.

Trate de ser original

aunque nunca lo logre

porque no nos es dado merecerlo.

Corazón, viento, noche

-conviene que sean marinos-

no pueden faltan a los poetas

noveles o Nóbeles.

¡Qué manía!

En lo sucesivo,

desestime los relatos

existenciales,

deje en paz a la luna

y haga el favor

de encender el televisor

una vez que termina

su poema.

Vea las imágenes del noticiero,

los arreglados juegos de azar

y los dramáticos problemas

pasionales de la protagonista

del culebrón,

también llamado "la novela"

mientras que durante la tanda

la persona más bella

le dicta

que marca de cerveza

le devolverá

los juegos de roles de

la edad perdida.

Verá orgulloso

como al día siguiente

de visitar la Casa del Gran Hermano.

le salen versos peores.

Se sentirá avergonzado

y aniquilará su ego soberbio.

Destruya su obra.

 

Y no hay nada que estimule más

a los entusiastas

que darse cuenta

(advertir, explicar,

fijarse,

comprobar

u otros sinónimos similares

que se le irán ocurriendo),

que la buena poesía

no es cosa de menores,

no admite ligerezas,

ni espera señales del Infierno.

Verá, mi amigo,

que tendrá que ponerse

a trabajar de lo lindo.

 

Posdata:

Nótese la pequeña trampa

que acabo de hacer.

Cuando se invoca a Lucifer

en el Infierno,

alguien leerá dos veces

el poema

-el perplejo titánico del Tártaro-

antes de tirar los papeles

a la basura o cerrar el libro

para ir a alquilar una peli de acción;

y con esto ya fastidiaremos

bastante a nuestros

lectores ocasionales de versos afeminados,

que esperaban regocijarse

diciendo que la poesía

es aburrida

y está pasada de moda.


 


 

 

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