Prestaciones
de la evidencia.
La
Matanza
A medida que avanza
retrocede,
horada la memoria
con sus frágiles huesos
repetidos,
astillados de gris espuma.
Pequeña alegoría
de la riada tumefacta.
Ancha avenida de cenizas.
Avalancha.
Surco durmiente de la nave oscura,
reptante
soplo detenido.
Avellaneda
Tropezar con
el martillo
cuando ya no hay dolor.
Evitarlo.
Saltar la cuerda tensa
que alivia
la venganza.
Barrer la suciedad
de barro y niebla.
Instante de una dicha
resbalosa.
A solas y sin sed.
Lomas de Zamora
Los ojos irritados.
la boca seca,
el pelo árido de bálsamos
insinuados contra el viento.
Descubro el movimiento
de las llamas.
Me atrevo.
Me atrevo.
Tal vez, me atreva.
a enfrentar las llamas.
Luján
Fiesta del padre.
Hay una cicatriz
en el rasguño
Una lava petrificada
en la tristeza
del último día.
Procedencias
que arriban de un destello.
Inmaculados signos
del vapor ausente
que regresa a aprender
de la disección de los cometas.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Examen de la partida.
Sigiloso gajo.
Cabal.
Circunstancias menudas:
Matices perceptibles
en dosis discordantes.
Democracia de papel de diario
agitando sus brazos fláccidos,
inconsistentes,
forzando el resultado
caprichosamente.
Larga vista que niega
los controles caóticos,
miserable escritura del destino.
Miniaturas que progresan.
Pierden libertad.
Mutaciones templadas
por la espada silenciosa.
Balas invisibles.
Asesinos sueltos.
Quilmes
Ambición de tenerte.
Ganas de poseerte.
Mirada inquieta.
Hastío.
Plataformas del río turbio
abatidas
como madres trabajadoras.
¿Quedan pistas por descubrir?
La soledad es un hito importuno.
Piedras negras.
Arenas negras.
Palomas negras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario