domingo, 14 de febrero de 2021

Blindaje

 

Blindaje

 

Como vivo y trabajo en un suburbio,

nadie se asombraría si dijese

que mi oficio es pintar,

abrir caminos,

litigar en procesos ambiciosos,

ser crítica de cine o vendedora.

Mas nunca les confieso: Soy poeta.

Soy Ángel. Soy Mesías. La  brújula del Sol.

Confucio versus Nostradamus.

Sería ese panfleto categórico

un transparente sello de locura,

un gesto de arrogancia innecesario

en boca del idiota,

y el tiempo les daría la razón para evitarme.

 

En cambio, hay que decirles

una simple verdad incuestionable.

Yo soy Nadie.

La idea orbita en el papel,

casi un espectador llorando en concierto ajeno,

mutada en un paisaje inapropiado

en rostro del lector de maravillas,

-podría ser mi tímido vecino,

la amiga de la abuela, un barrendero-.

En el cuento de hadas

se descubre que en paralelo existe

un universo ausente al despistado

que mira el mundo desde las ventanas.

 

Y entonces…

sucede el milagroso encuentro

de la tinta seca de los excluidos

con el fervor vital

de quien tan vivo como vos

construye muros,

extrae sangre en los laboratorios

los lunes de 8 a 10 de la mañana

o diseña el suntuoso vestido de casamiento

que hará feliz a la madre de la novia embarazada.

 

La pertinaz neblina urbana indulta en carnavales,

fingimientos y cáscaras de aforo.

 

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