domingo, 14 de febrero de 2021

Cuando mis poemas ganen premios

 

Cuando mis poemas ganen premios

 

Cuando ganen premios poemas como los míos

ya estaré escribiendo otras cositas.

El asombro de lo inquieto

es el núcleo mollar de las palabras.

De cara al futuro:

incordiar,

punzar,

revolver en el estiércol,

hacer nacer el pájaro cantor

de un soplido en el barro.

Imputar al culpable de tópicos comunes,

condonando su afán de lucimiento.

Zamarrear las carcomas medievales.

El alarido de lo inútil

zigzaguea

condición y paradigma.

El poeta desentona.

¿Para qué afinar el instrumento

con la vulgaridad perfecta?

La peripecia está dada en la mixtura.

¿Seré la llave que acceda

al portal del paraíso

a mansalva de golpes

de pseudo intelectuales?

Alterar

a señoras con miriñaque de pilates.

Oprimir

sus velillos de tufo en las retinas

hasta que salga el pus

y se vea el cielo.

Demoler

a hombres necios que acusáis

a la mujer sin razón,

a drug queens y a meretrices.

Ser poeta con garrote vil en las entrañas

del piojo despeinado.

No.

Cuando mis poemas ganen premios

el mundo será liquidez

de hielos derretidos

y el sol alumbrará horizontes

de lejanos afelios del planeta.

Tendremos que exprimirnos la sangre

y devirtuarnos.

Roer los picaportes oficiales

conduce hacia el aplauso del fracaso.

¿La lima irá puliéndonos las garras,

afiliando el desdén, los corazones?

No sabemos qué habrá en el alter latus

pero iremos, amigos,

todos juntos.

Ustedes quédense con sus petates

haciendo pases como si...,

con trampas de astronautas marineros.

A mí denme la biro, los papeles,

mi taza de café,

una medialuna

y déjenme vivir en esta inercia

de desidia otoñal.

Si mejoro un poquito

(me lo han aconsejado)

puede que me parezca

al escarmiento

de la vana soberbia del artista;

me olvide de mi voz y de mi sino

y en el avión al éxito

encantada

se desplome mi alegría,

cayendo al precipicio del vacío,

en un paracaídas que no se abre.


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